viernes, 8 de mayo de 2015

Abre y respira

Existen momentos especiales en un vuelo comercial.

Uno de ellos es cuando se cierran las puertas del avión, síntoma inequívoco del inicio de un vuelo hacia un nivel de vuelo necesitado de presurización.


Donde desde tierra se divisa el cielo que en unos momentos conseguiremos surcar.
Un cielo tranquilo o turbulento, pero al que acompañaremos en nuestra travesía .
Una vez arriba, las vistas cambian, el suelo, la tierra, queda a nuestros pies mientras avanzamos a una velocidad de crucero de unos 800 km/h.


Estamos surcando el cielo mientras respiramos a una altitud de cabina de 7000 piés. 

Tranquilamente, cruzando espacios aéreos mientras nuestra vista se recrea en algún detalle de nuestro Plan de Vuelo, o en aquella nube de forma envolvente.

Y hay que preparar el descenso al mar de nubes, ya no nos podemos escapar a su voluntad, tan sólo esquivar aquel cúmulo mientras buscamos nuestro hueco hacia nuestro destino.


Una desaceleración suave, para seguir a otros aviones hacia el destino: 

Una pista de 2000 a 3000 metros.


Unos detrás de otros, en una fila ordenada y secuenciada por el controlador.

Bienvenidos.

¿Y aquel otro momento?

Cuando abres la ventanilla de la cabina y consigues volver a respirar el aire de fuera.


Buen vuelo.