La aviación del 2014 no es la misma que la del 2013, ni tampoco cómo la del 2001, ni cómo la del 2020, estimado lector. Y menos en una cia aérea.
Nuestro colectivo se diluye en el individualismo y en el interés personal. Bien sea desde el Colegio de Pilotos, desde el Sindicato o desde cargos de relevancia dentro de la empresa.
Los costes soportados por los pilotos que acaban hoy son mayores que los que acabaron ayer, mayores que los que acabamos antes y mucho mayores que los que acabaron muchos antes y sobre todo para perspectivas infinitamente peores.
Podríamos decir que aparecen falsas oportunidades que convierten al piloto en esclavo de una ilusión fantasma.
Por eso, cuando creemos que patrones y líderes de hace varios años van a sacarnos del agujero, es que ellos, están engañados.
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